A todas las personas nos gusta que nos digan cosas bonitas, que digan cosas positivas de nosotras, o al menos a la gran mayoría. ¿A quien no le gusta que le digan lo guapa o guapo que esta hoy, el buen gusto que ha tenido al elegir la ropa o el peinado?, extraño sería si no se disfruta de una palabra bonita dicha con cariño que vaya dirigida a uno o una misma directamente.
Ahora bien, me gustaría daros a ver la diferencia entre aquello que realmente alimenta el autoestima y hace sentir bien, y aquello que de manera equivocada se lanza como piropo y que a falta de aumentar el autoestima, lo más bonito que puede producir es crear intimidación y asco. Me estoy refiriendo a aquellos piropos tirados desde lo lejos, o desde cerca pero irreconocibles, esos típicos que al pasar sabes que se dirigen a ti porque no ha parado de observarte cual macho en celo, y al pasar a su lado ladró algo que no sabes muy bien que fué, pero que sabes que de bonito no tenia nada, o bien que lo hacen desde lo alto de un andamio y ya no sabes si se refería a ti o a la mitad del vecindario. Esos, aunque haya personas que aún lo sigan llamando así, no son halagos, califiquémoslo entonces de piropo sexista.
Y para que quede aún más claro, podemos hacer una diferenciación para reconocer un tipo u otro. En el caso de los halagos, tienen la particularidad de que se dicen a la cara y a personas que conoces con anterioridad, por lo que te permite que ese halago tenga fundamento, además son entendidos bien sin necesidad de ninguna interpretación entre medias, no tiene ningún tipo de objetivo intimidatorio únicamente buscan halagar, es decir, que la persona que lo reciba se sienta bien al recibirlo; no van acompañados de risas o burlas; no dejan mala conciencia, es decir, si pides que lo repitan lo hacen con orgullo, y no se esconden o lo niegan; y como se ha dicho antes, lo único que buscan es agradar a la persona o hacerla sentir bien.
En cambio, el piropo sexista se hace a una persona que normalmente es desconocida, suelen decirse gritando o elevando la voz, lo que ya de por si no es algo agradable, el objetivo suele ser el desprecio, se dicen acompañados de sonidos, silbidos o gestos que disminuyen más si cabe la belleza del "piropo", dejan mala conciencia en su autor llevando a su negación posterior si preguntas de nuevo por lo que han dicho, y por último, estos se realizan con paternalismo o superioridad.
Después de lo analizado hasta ahora, creo que ya podremos reconocer y discriminar fácilmente cada uno de ellos, valorando cada uno hasta el punto que se merece. Os dejo unos vídeos que dejan ver claramente lo que es ese piropo sexista del que hablamos anteriormente.
En este último además podemos analizar una fea y triste costumbre aprendida, quizá como forma de autodefensa, que por desgracia se sigue dando, en la que se ve como a veces son las propias mujeres las que culpabilizan a otras mujeres de colocarse en el punto de mira, basándose en su forma de vestir o actuar, olvidándonos de lo importante del apoyo mutuo y la sororidad como vía para conseguir la igualdad real.
Os dejo también un enlace al blog de Alicia Murillo, en el que en su propuesta "el cazador cazado" podemos ver situaciones en las que se dan este tipo de "piropos", quizás la forma no es la más ética, pero sirve de claro ejemplo. "El cazador cazado"
Tras esta reflexión espero haber despertado una conciencia crítica que valore y llame a cada cosa por su nombre, y que juntos y juntas podamos ir construyendo un nuevo cuento en el que las palabras bellas se digan de igual a igual, a la cara y con el único propósito de hacer sentir bien a las personas que las reciben.
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